De la región vinícola cordobesa surgen una gran cantidad de caldos exquisitos que se engloban dentro de la denominación de origen Montilla-Moriles, una zona que se extiende por la zona sur de la provincia de Córdoba y donde se crían unos vinos deliciosos que son reconocidos a nivel nacional e internacional.
Gracias a los suelos calcáreos y al clima cálido de la región cordobesa, la DO Montilla-Moriles consigue elaborar una serie de caldos deliciosos que son mundialmente reconocidos. De aquí surgen algunas variedades como el Fino, los Olorosos, los Amontillados, el Pedro Ximénez, etcétera.

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Los vinos de Córdoba y sus características
Durante la elaboración del vino se usa el procedimiento tradicional de soleras y crianzas que consigue una textura y un sabor único. La uva predominante de la región de Montilla-Moriles es la de Pedro Ximénez de la que se han obtenido una gran variedad de caldos de gran finura y reconocidas calidades.
El Fino que se cultiva en las vides de Córdoba tiene peculiaridades únicas como, por ejemplo, su aroma continental de romero o tomillo. Tiene una textura con acabado avellanado y que resulta perfecto para tomarlo como postre o acompañando frutos secos o dulces.
En general, los vinos de Córdoba son unos caldos que tienen mucho cuerpo y que tienen un toque más aceitoso. La acidez la tiene muy baja y tiene un final amargo que consigue crear un sabor y una textura inconfundible.
A continuación, vamos a desglosar los diferentes tipos de vino que encontramos en la región de Montilla-Moriles. Son los siguientes:
- Finos
- Amontillados
- Olorosos
- Pedro Ximénez
- Blancos
La denominación Montilla-Moriles
Vamos a adentrarnos brevemente en la historia del vino de Córdoba hablando de la DO Montilla-Moriles. Debemos saber que por las tierras cordobesas (y por la Península Ibérica, en general) han pasado una gran cantidad de civilizaciones que han terminado por asentar la cultura del vino en la región.
Comenzando por el Imperio Romano que consiguió crear vinos exquisitos en la Hispania, pasando por la época de la conquista musulmana cuando fueron prohibidos por motivos religiosos y cuyo uso se limitó a motivos medicinales o de salud.
Durante la Reconquista cristiana fue cuando se aumentaron las extensiones de las viñas en esta región e, incluso, los viñedos podían llegar hasta las puertas de la ciudad de Córdoba. Pero es a partir del XVII y XVIII cuando la cultura del vino realmente sufre una revolución y en el Sur de España se comienzan a elaborar caldos mediante el sistema de criaderas y soleras, una técnica que perdura en la actualidad.
La elaboración de los vinos de Córdoba
A finales del mes de agosto es cuando se inicia la temporada de vendimias en Montilla-Moriles siendo, esta, la más temprana de todo el país. El motivo es la situación climatológica de dicha denominación de origen donde el fruto consigue madurar mucho más rápido que en el resto del territorio.
Después de la recolecta, se fermenta la uva y es a mediados de febrero cuando se clasifican los distintos tipos de vino. Los que son más finos, es decir, los de más calidad y primera prensada, son los que se utilizan para rociar las criaderas.
Con este procedimiento se consiguen elaborar unos vinos con mucho cuerpo, con personalidad propia y muy reconocidos a lo ancho y largo del país. De hecho, algunos vinos de Córdoba han ganado premios y reconocimientos por la calidad de la uva y la exquisitez del producto.