Dentro de la gastronomía de Córdoba existen algunos platos que están pensados, sobre todo, para consumir los días de más calor como es el caso del conocidísimo salmorejo o, también, del ajoblanco.
De hecho, si tuviéramos que hacer un listado con las sopas frías más conocidas y consumidas del país comenzaríamos hablando del gazpacho, luego del salmorejo y a continuación del ajoblanco, un plato tradicional de la cocina andaluza y que, también, tiene su receta típica en Córdoba.
Tabla de contenidos
¿Qué es el ajoblanco?
Pero ¿qué es exactamente el ajoblanco? Es una sopa fría que también se puede escribir de forma separada (ajo blanco) y que es muy popular en la gastronomía andaluza, sobre todo en las regiones de Córdoba, Málaga, Granada y Almería. En Extremadura también es muy común encontrar esta receta dentro de la cocina más tradicional.
Se trata de un plato compuesto principalmente de pan y almendras, por lo que también podría conocerse como sopa de almendras; sin embargo, el sabor tan peculiar y delicioso del ajo hace que tome el nombre de este condimento. Fue un plato muy consumido en la posguerra debido a la escasez que se vivió en dicho periodo ya que los alimentos que componen todo el plato eran fáciles de conseguir: aceite, agua, ajo, sal, vinagre…

La preparación del ajoblanco cordobés es muy sencilla y, por este motivo, es un plato muy popular dentro de la gastronomía de la región. Además, al tratarse de una receta fría resulta una receta la mar de refrescante que es idónea para los días de verano.
El ajoblanco, tradicionalmente, se acompaña con pedazos de jamón o de melón (del mismo modo que el salmorejo se acompaña con jamón y huevo) pero actualmente los cocineros van un paso más allá y renuevan la cocina tradicional ofreciendo platos sorprendentes con nuevas mezclas y combinaciones deliciosas.
Receta del ajoblanco cordobés
Vamos a entrar ya en detalles y te contaremos cómo hacer el ajoblanco cordobés descubriéndote la receta tradicional que forma parte de la gastronomía de Andalucía. Es un plato muy sencillo y rápido de preparar para el que tan solo necesitarás estar 20 minutos y, sin embargo, está tan bueno y es tan refrescante que resulta ideal como entrante de cualquier comida.
Ingredientes
- 100 gramos de almendras peladas
- 2 dientes de ajo
- 1 cuarto de kilo de miga de pan
- 1 vaso de aceite de oliva
- Medio litro de agua
- Vinagre
- Sal
¿Cómo preparar el ajo blanco?
Una vez hayas reunido todos los ingredientes llega el momento de ponernos manos a la obra y empezar a cocinar el ajoblanco de la forma más tradicional. Para ello, te recomendamos que sigas estos pasos que te ayudarán a seguir la receta de forma sencilla:
- Pelaremos los dientes de ajo y los picaremos en pedacitos pequeños en un bol. Cuando los tengamos, añadiremos las almendras, las picaremos y echaremos un poquito de sal, sin pasarte para evitar que nos quede demasiado salado.
- A continuación, tendremos que triturar estos ingredientes. Lo mejor es que dediquemos mucho tiempo a este paso para conseguir deshacerlos al máximo y evitar que aparezcan grumos o tropezones que puedan molestarnos a la hora de comer nuestro ajoblanco.
- En un recipiente a parte tendremos que poner la miga de pan y, luego, echar agua hasta que consigamos cubrirla del todo. Dejamos que repose.
- Cuando la miga esté húmeda, la añadimos al primer bol y volvemos a batir todos los ingredientes para que se cree una masa homogénea y cremosa. Puedes ir añadiendo un poco de agua para mejorar el proceso del batido y conseguir que la mezcla sea más manejable.
- En cuanto tengamos una textura un tanto pastosa, es el momento de añadir el aceite, el vinagre y el agua. Volvemos a batir hasta que veamos que tenemos un plato consistente con todos los ingredientes bien mezclados entre síes.
- Para terminar con la receta de ajoblanco bastará que pasemos esta mezcla en un colador para eliminar los grumos que se hayan podido colar y conseguir una textura lisa y cremosa. Meteremos la receta en la nevera para que se enfríe y, a la hora de servirlo, podrás poner trocitos de jamón serrano o de melón, ¡como prefieras!
¡Listo! Así de fácil y rápido habremos conseguido preparar ajoblanco cordobés. Ahora tan solo te toca disfrutar de su sabor tan refrescante y delicioso. ¡Buen provecho!
Vídeo tutorial
¿Cuándo se come el ajoblanco cordobés?
Como ya te hemos comentado, el ajoblanco es un plato que se sirve frío y, por tanto, es una receta que tradicionalmente se ha tomado en la época de primavera y verano en Andalucía. Recordemos que en estas estaciones del año el calor aprieta en Córdoba, sobre todo en verano, y por tanto lo que apetece comer es un plato frío como este que te nutra y que sacie el apetito.
Este plato tradicional se suele tomar como entrante o como primer plato, dependiendo del hambre que se tenga y de la cantidad que consumas. Normalmente, debido a que es un plato consistente, se suele tomar al mediodía
¿Dónde comerse el mejor ajoblanco?
Aunque en Córdoba exista una receta tradicional de ajoblanco, lo cierto es que su origen es en la ciudad de Málaga, en esta tierra es donde se creó este plato andaluz y, por tanto, si quieres comer el mejor ajo blanco deberás ir hasta allí para disfrutar de un plato impresionante.
Sin embargo, en Madrid también podrás tomar un plato de ajoblanco que merece la pena mencionar como es el caso del restaurante La Terraza del Casino, de Paco Roncero. Aquí podrás comer la receta más clásica de Andalucía así como otras variaciones sorprendentes como el ajoverde.
Breve historia del ajoblanco
Ahora vamos a hacer un breve recorrido en la historia de la gastronomía andaluza para conocer de dónde viene el ajoblanco y sus orígenes más antiguos.
El ajoblanco es una sopa fría que es muy conocida en Extremadura y Andalucía y se cree que su origen debe buscarse en la gastronomía romana ya que los ingredientes que forman parte de esta receta se consumían mucho durante la época antigua. Que sea de origen romano también explicaría que el ajoblanco se popularizada en la zona sur de la Península ya que fue aquí donde se crearon las ciudades más importantes del Imperio Romano.
De todas formas, el ajoblanco es un plato que se ha consumido de forma muy habitual en España, sobre todo en la época de la posguerra ya que era un plato muy humilde y que contenía ingredientes fáciles de conseguir. Además, su aporte nutritivo era muy alto, por lo que podía satisfacer las necesidades nutricionales y saciar el apetito.